¿Qué es el aprendizaje motor?
El aprendizaje se define como la adquisición de un conocimiento.
Cuando hablamos específicamente de aprendizaje motor, nos referimos al proceso de adquisición de una habilidad motora como resultado de la práctica.
Pero este proceso no solo consiste en memorizar un movimiento y repetirlo una única vez. Para que se considere que ha habido un aprendizaje se deben crear cambios relativamente permanentes en la memoria a largo plazo, es decir, debemos ser capaces de replicar esa acción en distintos momentos del tiempo.
De esta forma, aprender a montar en bicicleta, por ejemplo, no consiste en mantenerse una única vez en equilibrio sobre una bici y pedalear una o dos veces. Consiste en replicar ese logro mañana, pasado e, incluso, tras algún tiempo sin haber practicado.
¿Cómo se adquiere un movimiento?
No existe una forma única de explicar cómo aprendemos un movimiento.
Existen distintas teorías que han intentado desgranar este proceso, enfocándose en características tan diversas como las fases en las que ocurre el aprendizaje o las condiciones que influyen en el mismo.
Así, tenemos los modelos de tres fases de Fitts y Posner, de dos fases de Gentile, o el modelo de Sistemas.
Además, las últimas vertientes de investigación relacionan el aprendizaje del movimiento con otros factores a parte de la práctica.
Normalmente se relaciona el aprendizaje con la repetición, y realmente la experiencia y la repetición crea cambios en nuestro sistema nervioso. Pero no solo adquirimos una habilidad motora por el simple hecho de repetir. Será necesario que trabajemos de forma activa y que haya una implicación cognitiva en ese proceso.
Otra posible forma de aprendizaje ocurre cuando realizamos un movimiento mientras alguien nos dirige. Por ejemplo, alguien nos dice cómo debemos ejecutar un movimiento para conseguir el resultado esperado, y, tras su realización, comprobamos que es un movimiento adecuado y podemos guardarlo para emplearlo nuevamente.
Sin embargo, no siempre necesitamos que alguien nos diga cómo lo debemos hacer, pues cuando realizamos una actividad por nosotros mismos comprobamos los resultados obtenidos, y somos capaces de replicar y almacenar la estrategia de movimiento que ha tenido más éxito.
También adquirimos nuevas habilidades cuando nos enfrentamos cambios en el entorno, que nos obligan a adaptar nuestro movimiento a la nueva situación.
Y entonces… ¿Cómo aprende el ser humano?
Pues no existe una única forma de aprendizaje motor. Como hemos visto, existen diferentes mecanismos, además de las características del entorno y de la tarea que realizamos, que también influyen en este proceso.
Pero es que, además, cada ser humano puede aprender de formas diferentes, y más aún cuando hablamos de situaciones patológicas que afectan al sistema nervioso y a su funcionamiento.
Es aquí donde entramos los profesionales especializados en el movimiento y la neurología, adaptando la intervención al caso particular de nuestros pacientes.
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